No creo que a estas alturas vaya a sorprender a nadie si digo que me gusta la novela negra. En todas las entrevistas que he me han hecho durante la promoción de Temporada de cizaña ha caído, de un modo u otro, la misma pregunta: ¿por qué una novela negra? Y esa es la respuesta que he dado en todas ellas: porque me encanta. En parte porque es el género más periodístico; pero también porque tiene algo de social. Es crítico, ácido y descarnado. Aunque tal vez lo que a mí personalmente más me ha atraído de la novela negra, desde siempre, han sido sus personajes.
Creo que ahí es donde radica la clave del género. Y su mayor atractivo. En ser capaz de habernos brindado personajes formidables. Completamente icónicos. Y además con mucha frecuencia. No sé si el pobre Aurelio Fabregat tendrá suficiente carisma como para estar a la altura…
Porque Aurelio pertenece, sin duda, a una tipología de personaje frecuente en esto del noir: es un pringado metido a héroe improbable, un perdedor con todas las de la ley que, aun así, no se resigna a dejarse avasallar. En general son personajes cuyo sentido de la justicia no casa con la ley establecida. La contradicción, y he ahí la grandeza del género, se presenta cuando estos protagonistas de novela negra son agentes de la ley.
En los últimos años el noir ha dado grandísimos maderos y, de hecho, algunos de los autores más grandes y más seguidos de los últimos años han logrado reconocimiento gracias a un personaje con placa y pistola. Los hay, además, en todas las latitudes y para todos los gustos. Desde los polis corruptos que no se resignan a serlo de Ellroy hasta los impertérritos inspectores escandinavos como Wallander. Eso por no hablar de los grandes clásicos como el comisario Maigret.
Yo, que como he dicho, soy un devoto fan del género, tengo también mis maderos favoritos. La mayoría de ellos, por cierto, bastante más cercanos en el tiempo y en espacio que los mencionados. ¡Qué le voy a hacer! Siento debilidad por los contradictorios policías mediterráneos, aunque no voy a negar que en lo más alto de la lista pondría sin dudarlo a un primo germano de Marlowe.
Si tuviese que hacer una lista, y creo que para eso estamos aquí, mis cinco favoritos sería:
- El comisario Sabio Montalbano: por actitud, por templanza, por sabiduría mediterránea y por el homenaje nada velado al maestro Vázquez-Montalbán. El comisario siciliano es uno de los últimos clásicos del género y sus novelas son un delicioso fresco de la isla italiana.
- El comisario Costas Járitos: ahora que Grecia está en boca de todos es imprescindible volver a Márkaris y a su fantástica creación. El policía griego que asiste en primera persona a la descomposición de la democracia más antigua del mundo.
- La inspectora Amaia Salazar: una incorporación reciente y también un hallazgo interesante. Sé que muchos verán una herejía su inclusión en el listado pero, con permiso de Petra Delicado, esta es una de las mujeres con placa más carismáticas que he encontrado en un libro.
- El brigada (antes sargento) Rubén Bevilacqua: Si Vázquez-Montalbán fue el gran retratista en blanco y negro de esa España cambiante de la Transición, Lorenzo Silva hace lo propio con los albores del siglo XXI. Y lo hace, además, desde un cuerpo tan patrio como la Guardia Civil. Además, Bevilacqua, con sus manías, sus debilidades e incluso sus prejuicios crea un personaje fascinante. Como su inseparable Chamorro.
- El comisario (y algunas cosas peores) Bernhard Gunther: lo siento, esta vez me tengo que ir al norte, pero es que desde Marlowe nunca vi un tipo más cínico, deslenguado y metepatas. Y por si esto no fuese suficiente como para dotarlo de un absoluto atractivo, el pobre Bernie ha tenido la desgracia de ser una buena persona en uno de los peores momentos de la historia, la Alemania nazi. Es imprescindible. No solo para los fans de la novela negra, también para los que estén interesados en la historia de ese periodo tan convulso como fascinante.
Hasta aquí mis favoritos. Pero seguro que vosotros también tenéis los vuestros ¿me dejo alguno? ¿Os sobra alguien en la lista? ¡Vamos! ¿Cuáles son vuestros maderos preferidos?
Por Marcos García Martí (@elplumilla).