“El medio no fija el mensaje, sino que son las fuentes y los contenidos los que determinan el nivel de calidad y de interés público de la información”. En las declaraciones de Juan Luis Manfredi (@juanmanfredi) se percibe la necesidad educativa y difusora de conocimientos acerca del periodismo sobre el que investiga como profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha. Ha combinado la docencia con su colaboración en el diario Cinco Días y en proyectos como @ContuNegocio_es, iniciativa de Movistar. Es también el investigador principal de Mediadem en España, que examina las políticas de comunicación y la democracia en 14 países europeos.
¿Utilizas tableta o eres tradicional de prensa en tus lecturas matutinas?
Combino mis lecturas. Me gusta el papel los fines de semana y cuando viajo. Compro dos o tres diarios porque de uno me gusta la información general, de otro el suplemento cultural y de otro el suplemento dominical. Comprar y leer diarios es un vicio estupendo. En la tableta leo menos información periodística, ya que la dedico al ocio. El móvil lo utilizo para identificar temas que me interesan y que se publican en Twitter. En el ordenador, leo todo tipo de publicaciones. Me gustan las nativas (FastCo, Vox, JotDown, Eldiario.es) y la prensa internacional. En suma, devoro publicaciones en cualquier soporte.
¿Cómo definirías el buen periodismo?
El buen periodismo no entiende de papel, web, radio o televisión. El medio no determina el mensaje, sino que son las fuentes y los contenidos los que determinan el nivel de calidad y de interés público de la información. Por eso, el ejercicio del periodismo consiste básicamente en hacer preguntas. Habitualmente, quien tiene las respuestas no quiere responder porque en su control radica su poder.
¿Qué función cumplís los investigadores y docentes de Periodismo para el crecimiento, mejora e, incluso, salvación del propio periodismo y de los medios de comunicación?
En comunicación y periodismo, la investigación se emplea para diseñar las políticas de comunicación, explicar por qué funcionan unas estructuras y no otras, elevar recomendaciones para la participación ciudadana y fomentar determinados valores en los medios. Consiste en la elaboración de una cartografía de la realidad mediática en sus vertientes económica, política y social que tiene como finalidad la comprensión de los mensajes periodísticos fabricados en un sistema de medios dado. Este enfoque convierte la materia en una piedra angular de los estudios universitarios de Periodismo. Estudiamos la innovación, que en periodismo se encuentra en los formatos, en la narrativa, en la apuesta por el modelo móvil y digital, en la creación de nuevos productos y servicios periodísticos, en la estimulación del pensamiento crítico, entre otras ideas.
¿Qué tiene de gratificante la investigación y la docencia en comparación con el trabajo como periodista, propiamente dicho, en medios?
La investigación es pausada: no tenemos la presión del cierre de edición. Esto te permite planificar qué quieres hacer y cómo. La motivación viene de uno mismo. Con la docencia, uno está en permanente contacto con nuevas generaciones que traen inquietudes diferentes. Te obliga a estar actualizado y despierto. Cada año encuentras e identificas a ese grupo de futuros graduados que sabes que harán algo grande en Periodismo. También es una profesión que te permite estar a la vanguardia del conocimiento.
¿Crees que es más complicado explicar a tus alumnos universitarios lo que es el buen periodismo o practicarlo en tus publicaciones?
El buen periodismo no se explica: se lee. Para distinguir el buen periodismo en la red de impactos diarios que tenemos hay que desarrollar un criterio propio, el olfato de ver que hay un estilo, un trabajo de fondo o una buena base documental. La calidad se define más por extracción (lo que no es de calidad) que por enumeración de características. Por ello, fomento la lectura diaria de diarios.
¿Existe esperanza para el buen periodismo a través de los medios nativos digitales o los tradicionales adaptados – o no – al digital ofrecen buenas prácticas periodísticas todavía? ¿Qué queda por hacer en periodismo?
Sí, por supuesto. Los medios nativos van a comenzar a dominar el ecosistema periodístico en un plazo muy breve. Cada vez hacen mejor periodismo y entienden mejor la demanda de nuevas narrativas aplicadas a un entorno móvil y digital. Por ejemplo, la multiplicación de proyectos vinculados al periodismo de datos abre la puerta a la explotación de recursos e informaciones públicas. Haremos mejor periodismo y, con los nuevos instrumentos, podemos contarlo mejor. Por su parte, Twitter es una suerte de “Radio5 – Todo noticias”. Te conectas cuando te apetece conocer, profundizar o estar actualizado. Será positivo para el periodismo identificar ejemplos de medios sólidos con audiencias de masas para consolidar el proceso de transición hacia el digital. Pero, de momento, los directores comerciales prefieren los grandes números de la prensa de papel. El último reto es la renovación de la misión del periodismo. No podemos circunscribir la prensa digital a las nuevas élites porque se perdería la función social del periodismo. Los diarios han perdido su capacidad de liderar la comunidad epistémica democrática: sin credibilidad y confianza, los diarios están abocados a la desaparición.
¿Se hace actualmente un buen trabajo periodístico a través de las redes sociales?
Sí, estoy persuadido. Yo mismo he identificado y descubierto periodistas que comparten su trabajo y me permiten llegar a sus textos. Creo que, en las redes sociales, uno prepara su menú y elige a quién leer o seguir. Es el epítome del unbundling digital: leo los mejores trabajos periodísticos sin importarme la cabecera, el país de publicación o su periodicidad. Para quienes disfrutamos de la lectura periodística, estamos en una edad dorada. Aun así, las redes no son perfectas. A menudo, confundimos instantaneidad con transparencia o con calidad. Es ridículo leer a grandes periodistas hablar de “exclusiva” en Twitter, porque esto dura un segundo. El valor añadido no puede ser esa exclusividad, sino la capacidad de explicar lo que sucede, contextualizar la información para el lector de tu diario, conectar con la documentación o verificar las noticias mejor que la competencia. Hay que publicar información veraz y de interés público, poner el acento en la información antes que en la opinión.
¿Cuál es el panorama actual del sector editorial en el campo de los libros escritos por periodistas, sobre todo en la publicación de estudios e investigaciones periodísticas, como sucede en tu caso? ¿Reciben interés?
Creo que el periodista profesional es un buen escritor de historias, de libros que cuentan aquello que sucede en nuestro entorno. El libro, como una extensión del periódico, es un instrumento de conocimiento que no tiene competencia. Por eso, los libros de periodistas tienen impacto: son capaces de contar bien y de forma sucinta una historia. Los estudios son un nicho de mercado. El reto del profesor de periodismo es contar su investigación con los medios y el estilo de las publicaciones periodísticas. Así podremos llegar a más lectores.
¿Cuál es el último libro que has leído sobre periodismo y cuál recomendarías?
Sobre periodismo, este verano he leído El hombre que estaba allí, libro y audiovisual sobre la obra de Manuel Chaves Nogales. A él le debemos la denuncia del terror totalitario que arrasó el siglo XX y el compromiso con las libertades. Su denuncia constante como director del diario “Ahora” y sus crónicas para diarios internacionales no dejan dudas sobre su clarividencia. Sin caer en los eslóganes de la época ni comprar los titulares mitineros, Chaves Nogales se convirtió en el mejor defensor de las libertades en España.