El periodista y politólogo Ximo Albors (@XimoAC) ha focalizado su carrera hacia la comunicación política y los asuntos públicos, campos en los que puede desarrollar y combinar a la perfección su interés por “generar, a partes iguales, reflexión y acción”. Meses atrás ha publicado su ópera prima como investigador periodístico, El “matrimonio homosexual” en España, una obra que aporta las claves comunicativas que se utilizaron para conseguir la aprobación en 2005 de la ley que permite las bodas entre personas del mismo sexo.
¿Cómo definirías el periodismo?
Como aquel conjunto de conocimientos y actividades que permiten a la sociedad conocer a fondo los entresijos del día a día en el que viven, más allá de sus vidas privadas. Representa el nexo de la ciudadanía con la realidad externa, tanto de nuestro entorno más cercano como de lo que sucede bastante más lejos de donde nos encontramos. Además, uno de los elementos más bonitos del periodismo es que tiene la capacidad de generar, a partes iguales, reflexión y acción.
¿Es posible “pensar, ilusionar y comunicar” a través del periodismo que se hace en España?
Tanto en el mundo periodístico como en cualquier otro ámbito profesional, la fase de pensar y reflexionar debería ser primordial. Sólo tras un momento de reflexión se puede crear en nuestras mentes el esquema de aquello que sucede y que posteriormente vamos a transmitir, a comunicar. Si tú entiendes lo que pasa, es mucho más fácil darlo a conocer a los demás. El plano de la ilusión, sin embargo, está más relacionado con actividades concretas que requieran ese toque emocional: campañas institucionales, políticas, etc., donde los periodistas poseemos unas habilidades especiales para desarrollarlas.
¿Cómo se consigue?
Como muchas otras cosas, la clave está en trabajar duro. El no dejarse llevar por los prejuicios y ser lo más objetivo posible en la observación de la realidad es lo que nos dará las armas fundamentales para poder desarrollar un buen proyecto de comunicación. Al mismo tiempo, siempre debemos tener claro cuáles son los objetivos que queremos conseguir para no perder nunca el norte de nuestras actuaciones.
¿Es imprescindible tener esa ansia de compromiso o de servicio a la ciudadanía para dedicarse al periodismo?
Sin ser imprescindible de antemano, es algo que con el propio desarrollo de la profesión se va creando en uno mismo. De hecho, si pasado el tiempo no se tiene ese compromiso o esa voluntad de servicio a la ciudadanía, tal vez debas pensar que el periodismo no es lo tuyo. Pasando por horas bajas y por la reinvención constante de los periodistas para salir adelante, ese compromiso es el que ayuda a mantener las ganas de hacer y de permanecer en esta profesión.
Se suele decir que es necesaria la vocación para dedicarse al periodismo. ¿También para la comunicación política?
Como en muchas otras áreas, la vida puede ir guiándote por determinados caminos que no eliges directamente. Sin embargo, cuando hay una pizca de vocación las cosas parecen fluir mejor. Sin duda alguna la comunicación política requiere de un interés especial de los ámbitos en los que se mueve. Eso te ayuda a estar en permanente atención a todo lo que ocurre. De lo contrario, podría convertirse en algo muy pesado. Tanto el periodismo generalista como el especializado requieren tener en cuenta desde el principio que se trata de profesiones donde tienes que estar pendiente prácticamente las 24 horas del día.
¿Qué te llevó a interesarte, como periodista y politólogo, por la política internacional y su comunicación?
Tradicionalmente se habla del periodismo como ese cuarto poder que, entre otras muchas cosas, debe controlar al ámbito político. Sin embargo, la confluencia de esas dos licenciaturas (Periodismo y Ciencias Políticas) me descubrió la relación tan estrecha que puede existir entre ambas actividades. Debe existir una parte fiscalizadora de la actividad política, pero al mismo tiempo deben existir mejores maneras de comunicar desde las instituciones y poderes públicos. Por ejemplo, estamos en una época en la que se alude mucho a la transparencia. Aquí los gabinetes de comunicación son una pieza fundamental para lograr mayores cuotas de transparencia y, al mismo tiempo, de cercanía a la ciudadanía. La política está dejando de ser una cosa de élites. Las decisiones se toman para la gente y, como tal, los ciudadanos deben estar permanentemente informados del qué, del cuándo, del cómo y del porqué del hacer político. En esa tarea, los periodistas podemos desarrollar una importante tarea en ambos lados de la acción comunicativa (el de los medios y el de las instituciones).
¿Se trabaja bien la información política internacional en los medios generalistas españoles?
La información internacional de los medios generalistas españoles es bastante aceptable, teniendo en cuenta las complicaciones del sector (reducción de corresponsalías, por ejemplo). Siempre podría ser mejor, pero aún en tiempos duros, las agencias de información y los freelance realizan una labor digna de mención. La parte positiva de la política internacional es que está menos viciada que la información sobre política nacional. En principio todo es más neutro, sin entrar en juicios de valor políticos. Durante muchos años, la cabecera de referencia en política internacional ha sido El País. No obstante, con el paso del tiempo han tenido lugar dos elementos importantes que debemos destacar. Por una parte, el desarrollo de las nuevas tecnologías permite un conocimiento más ágil y rápido de lo que ocurre fuera de nuestras fronteras y facilita su difusión por un número mayor de medios. Por otra parte, los propios ciudadanos (especialmente los más jóvenes) tienen la capacidad para informarse a través de medios internacionales en otros idiomas, lo que permite ir más allá de la información publicada por la prensa generalista española.
¿Qué es importante tener en cuenta para preparar una buena estrategia comunicativa, tanto en el ámbito político como en el empresarial?
Para empezar, es necesario saber qué es aquello que se quiere conseguir. Deben existir unas metas, unos objetivos. En un principio serán muy generales, pero poco a poco se irán puliendo. A partir de aquí se debe tener en cuenta cuál es el contexto, las herramientas con las que cuentas y cuáles son los públicos a los que quieres llegar. El trabajo duro es la siguiente fase, que tiene carácter permanente.
Has pasado por el trabajo en agencia de noticias desde Berlín, ¿cómo se trabaja a nivel periodístico en esta capital en comparación con las grandes cabeceras y agencias españolas?
Es algo trepidante, rápido, continuo. No se te puede escapar nada. Sientes que te dedicas al periodismo más puro, al de contar los hechos tal como suceden, en el momento en el que ocurren. Trabajar en medios en el extranjero te permite comparar las fórmulas profesionales con otros medios internacionales. Para mi sorpresa, casi todos los medios coinciden en las formas de captar la información, otra cosa es como se cuente después. Obviamente, si tu medio es más importante puedes tener acceso a lugares o informaciones que podrían ser más difíciles para medios más modestos. En concreto, Berlín te exige estar atento en todo momento. Es una ciudad muy activa informativamente, donde ocurren cosas importantes casi cada día: desde cuando tiene lugar el festival de cine de la Berlinale hasta los efectos que se producen cada vez que habla Angela Merkel.
¿Qué opinas de la actual fuga de cerebros de periodistas jóvenes? ¿Crees, como indica el gobierno, que enriquecerán el sector en España cuando pase la crisis y regresen?
La fuga de cerebros nunca es positiva para ningún país. Lo ideal sería que los jóvenes decidieran irse porque quieren, no por obligación. A partir de aquí, hay que romper una lanza a favor de todos los jóvenes que han optado por no quedarse parados ante el martirio de la crisis económica y salir en busca de su realización profesional y personal. Obviamente si la situación mejorara y dentro de un tiempo esas personas vuelven, el know-how de otros lugares puede ser positivo para España. Sin embargo, falta saber si todos esos jóvenes estarán dispuestos a regresar después de estar en otros sitios que sí les han ofrecido una oportunidad.
¿En torno a qué gira tu ópera prima como investigador?
El libro gira en torno a la aprobación en España del conocido como “matrimonio homosexual”, desde la perspectiva de la estrategia comunicativa. Esto es, el trabajo busca identificar cuáles fueron los argumentos principales y las ideas base que, desde el punto de vista de la comunicación, se utilizaron para conseguir la aprobación esta ley. En definitiva, pretende descifrar las claves en la construcción del discurso para el apoyo del matrimonio gay. Debemos tener en cuenta que España fue uno de los países pioneros en aprobar este tipo de matrimonios: un hito legal del siglo XXI. Su aprobación definitiva llegó tras no poca controversia y conflictividad en la sociedad. Por todo ello, la comunicación gubernamental desarrollada a su efecto suponía un elemento muy sugestivo para aquellos a los que les apasiona la comunicación política. Siendo yo uno de esos apasionados, decidí investigar y documentarme sobre el asunto, desarrollando lo que pasaría a ser mi tesina de máster. Poco tiempo después de la presentación del trabajo, surgió la posibilidad que publicar un libro al respecto. Al surgir esa oportunidad me percaté de que mucho se había escrito sobre el matrimonio homosexual desde la perspectiva de la opinión, pero muy poco desde el punto de vista del análisis real. Por eso este libro tal vez pueda ofrecer una perspectiva diferente sobre el asunto, en el año en que se celebra el décimo aniversario de la aprobación de dicha ley.
¿Cuál es el último libro que has leído sobre periodismo o escrito por un periodista y que recomendarías?
Haré alusión a Javier Cercas, columnista de El País. Aunque he leído varias de sus novelas, recomendaría sin duda Anatomía de un instante. Creo que se trata de un relato histórico-novelado impecable sobre los acontecimientos del 23-F.