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“Ser fotoperiodista es constatar que el hombre no puede vivir sin matar”

"Lo importante no es el respeto, sino poder mirarte al espejo y no tener que llamarte ‘hijo de puta’ porque hayas hecho cosas ruines". Foto: Diego Sánchez.
“Lo importante no es el respeto, sino poder mirarte al espejo y no tener que llamarte ‘hijo de puta’ porque hayas hecho cosas ruines”. Foto: Diego Sánchez.

El reportero gráfico Arnold Newman dijo que “una cámara mejor no hará nada por ti si no hay nada en tu cabeza o en tu corazón” y, eso, Gervasio Sánchez (@gervasanchez) lo sabe muy bien. El fotoperiodista lleva toda su carrera profesional recorriendo conflictos, pero también firmas de paz, porque, como afirma, lo importante no es solo “estar presente cuando hay guerra, sino también cuando se acaba”. Ha cubierto, cámara en mano, la mayor parte de los conflictos armados de América Latina, la Guerra del Golfo durante ocho años, la de Bosnia y el resto de conflictos derivados de la desfragmentación de la antigua Yugoslavia.

¿Cómo te informas hoy en día? ¿Eres fiel a los soportes tradicionales o te has visto sucumbido por los medios digitales?

Desde muchos lugares (prensa, televisión, radio, Internet, medios alternativos), aunque encarezca el gasto diario, pero, al igual que sucede con el cine, si quieres calidad, la debes pagar. También es básico saber quién firma la noticia si sé cómo trabaja, porque en el periodismo hay de quien te puedes fiar y de quien no.

¿Cuáles son los fotoperiodistas qué más te han influido en tu carrera?

He conocido a los mejores de mi generación y de otras. Me gusta ver y sentir los trabajos de los demás, es satisfactorio y te influye. Destaco la influencia, por ejemplo, de Gilles Peress (Agencia Magnum) o el italiano Ivo Saglietti (World Press Photo), que fue como un padre para mí por su forma de ver las cosas.

¿Qué debe contener una acertada fotografía periodística?

Hay fotos que sirven para evaluar una situación y su fuerza se reduce y al contrario. Es difícil evaluar una imagen: puede venir de la suerte, de los reflejos del fotógrafo, de estar solo y llevarte la exclusividad de ese momento, del esfuerzo. No le doy importancia a una sola foto, sino a proyectos completos. Yo tengo fotos que no he publicado, pero que me han llevado a publicar otras.

¿Cuáles son los momentos qué más te han marcado o que destacas de tus años como reportero gráfico de conflictos armados?

Todos los que he recorrido con mis proyectos fotográficos: “Vidas minadas”, “Desaparecidos”, “Mujeres en Afganistán”. Son etapas que realmente todavía no han acabado, siguen vigentes, o que vuelven a estar presentes en el aniversario de la finalización de algunas de las guerras que cubrí, etc. Estoy amarrado a la historia. No sería quien soy sin mi trabajo.

¿Qué es lo más duro y lo más gratificante de ser fotoperiodista de guerra?

Lo más duro es constatar que el hombre no puede vivir sin matarse, que no tiene piedad para torturar o hacer cosas atroces. Los seres humanos no sabemos vivir sin violencia, es endémico. No hay ningún periodo de la historia sin guerra. Duro también es vivir con el sufrimiento de las familias de los desaparecidos y que se sigan tirando cadáveres como, por ejemplo, sucede en Bosnia. Lo más gratificante, en cambio, es cada firma de paz. Siempre acudo a ellas por decencia mental, para quedarme tranquilo. No me gusta estar presente solo cuando hay guerra, sino también cuando se acaba. Poder ver cómo una familia recupera a sus desaparecidos y, así, superar el duelo. Como digo yo: es mejor mal vivir que vivir bajo las bombas.

¿Cómo defines el buen periodismo?

Ser capaz de mostrar con rigurosidad, contundencia, fuerza visual, una situación desde todos los ángulos sin caer en la falsa objetividad. No dejarse llevar por equilibrios, siempre condicionados por dar el mismo peso a ambos bandos cuando tienes certeza de quién es el culpable. La información se debe tratar sin posiciones ideológicas ni prejuicios. Dejar los intereses a un lado.

¿Cuáles son los pros y los contras del trabajo freelance en el periodismo?

El pro principal es la posibilidad de decidir lo que vas a hacer, con libertad, aunque te paguen peor o con dificultades. El contra, que cada mes te pagan de una manera, si publicas, con salarios mínimos.

Poniendo a un lado los premios y reconocimientos que has obtenido a lo largo de tu carrera profesional, ¿qué es lo que le queda en la mente después de todo ese trabajo, esfuerzo y dedicación al fotoperiodismo?

Empecé en el periodismo en el periodismo porque creía que era tan importante como la educación o la sanidad, porque creía que podía mejorar la calidad de las personas. Los premios no solucionan nada. Este oficio te puede salir caro. De hecho, yo estoy vivo y mis mejores amigos muertos. Hay que saber por qué has hecho tu trabajo. Lo importante no es el respeto, sino mirarte al espejo y no tener que llamarte ‘hijo de puta’ porque hayas hecho cosas ruines.

¿Cuál es el panorama actual del mundo editorial enfocado a los libros sobre fotoperiodismo? ¿Reciben interés?

En España los libros sobre periodismo apenas se venden, por eso, vivir de ellos es imposible. Pero te enorgullece hacerlos, sobre todo por su dificultad. Existen muy pocas librerías especializadas en esta temática. De hecho, solo hay dos: una en Barcelona y la otra en Valencia. Para las editoriales, un libro literario es diez veces más barato de crear que uno de fotografía, y su precio final igual. No hay implicación ni tradición en su difusión. En cambio, en Francia, se consume mucho más nuestro trabajo.

¿Qué libro sobre periodismo o fotoperiodismo recomendarías?

Otra manera de contar de John Berger. Los periodistas deben ser capaces de saber hacer lo que reza el título y no quedarse con lo que les dicen en la universidad.