A pesar de haber sido incluido por el diario El Mundo en el ranking de los 500 españoles más influyentes y de ser seleccionado por la ONU en 2012 para su directorio Global Experts, la humildad y el carácter siempre didáctico de las palabras de Ramón Salaverría (@rsalaverria) se vislumbran en cada una de sus respuestas. Este profesor Titular de Periodismo en la Universidad de Navarra investiga sobre medios digitales desde hace veinte años. Reparte conocimientos a través de conferencias y cursos por todo el mundo, aunque actualmente se encuentra invitado como visiting scholar en el Moody College of Communication de la University of Texas.
Entre 2010 y 2012 fue chair de la Journalism Studies Section de ECREA, además de director del Departamento de Proyectos Periodísticos de la Universidad de Navarra, entre 2008 y 2014. Asimismo, es miembro del World Journalism Education Council. Junto a sus numerosos artículos de investigación, ha publicado también varios libros sobre periodismo como Periodismo integrado (2008), Cibermedios (2005), Redacción periodística en internet (2005) y Manual de redacción ciberperiodística (2003).
¿Se puede aprender más de un investigador de periodismo como usted o de un periodista que trabaje en medios de comunicación concretos? ¿Por qué?
Un periodista te ofrece un elemento clave: el conocimiento inmediato de la profesión, el oficio, la veteranía que le proporciona haberse enfrentado a situaciones determinadas a lo largo de su carrera. Sin embargo, un profesor bien formado debería ser capaz de ofrecer otros modelos y tendencias ajenos a la experiencia personal. Hay magníficos periodistas que no son buenos maestros porque no saben enseñar.
Investiga sobre medios digitales desde una época en la que la mayoría de personas no sabía ni lo que era Internet ni a los medios impresos se les había apenas pasado por la cabeza la idea de llevar su trabajo a la Red. ¿Por qué apostó por este medio? ¿Se considera un visionario de este tipo de periodismo?
Yo no soy visionario de nada. De hecho, probablemente por mi formación periodística, desconfío de todos aquellos que anuncian de manera supuestamente categórica lo que ocurrirá mañana. Los gurús son, con pocas excepciones, simples charlatanes. En el mundo de los medios, muy especialmente.
Comencé a investigar sobre los incipientes medios digitales a principios de los años 90 movido por mi interés por los ordenadores y por el miedo al ridículo. Lo segundo se debe a que cuando comencé a investigar me di cuenta de que ciertas áreas del mundo de la comunicación contaban con trabajos sensacionales e investigadores consagrados. Ante eso, temí que no conseguiría estar a la altura. Así pues, resolví investigar sobre algo en lo que casi ningún colega se hubiera fijado todavía. Veinte años después de tomar aquella decisión, me alegro de haber sido tan timorato.
¿Qué se encuentra en Internet hoy a nivel periodístico?
Hay de todo. Están apareciendo numerosos ejemplos de trabajos periodísticos digitales de magnífica factura. Cada vez más periodistas dominan las posibilidades del lenguaje digital y las plasman en trabajos formidables. Sin embargo, esos meritorios esfuerzos siguen siendo la excepción en un escenario general de amateurismo, zafiedad y ramplonería.
¿Ha sido Internet una buena vía de escape para los periodistas deprimidos de la era de la (supuesta) crisis del periodismo?
En los últimos años, los periodistas despedidos de medios tradicionales han buscado el modo de continuar por su cuenta con la profesión. De ese modo, en España desde 2007 han surgido más de 400 publicaciones digitales variopintas. Muchas de ellas son minúsculas y probablemente están abocadas a la desaparición, pero hay otras que han sabido hacer virtud de la necesidad y, con estructuras ligeras, están consiguiendo consolidar sus proyectos. Esta es, sin duda, una formidable noticia para el periodismo.
¿Hay buenos periodistas en España?
Conozco a formidables periodistas que hacen un trabajo digno, de gran calidad y en ocasiones muy arriesgado, pero que, por estar alejados de los focos, pasan inadvertidos para gran parte del público. En cambio, otros periodistas se pasan el día de tertulia en tertulia, sin parar de soltar ocurrencias y memeces, y los tenemos por modelo de nuestra profesión. Me rebelo contra esa situación.
¿Qué razones pueden llevar a un escritor a no llevar a la imprenta su libro?
A mí me ha pasado. Si existen partes del libro de las que no estoy plenamente satisfecho y asuntos que, a mi juicio, necesitan un reposo mayor, prefiero no publicar.
¿Prefiere leer libros o ciberlibros?
Leo libros tanto en papel como en pantalla, según las circunstancias. Este año, por ejemplo, me encuentro realizando una estancia de investigación en una universidad americana y, por obligación, he tenido que renunciar absolutamente al papel. Sería absurdo portar tanto peso en el avión. En su lugar, me traje medio centenar de libros descargados en mi tableta.
¿Qué ha supuesto Internet y las redes sociales para la creación y difusión de libros?
En la publicación de libros, las ventajas del formato digital son obvias: multiplica la difusión y permite reducir costes de producción. Para profesores como yo, a quienes la venta de sus textos no les reporta prácticamente ningún ingreso, es incuestionablemente mejor el formato digital. La gente se sorprendería de la ridiculez de los ingresos que reciben los profesores universitarios por derechos de autor de sus libros y capítulos. Lo normal es que los ingresos de un año te alcancen para invitar a unas cañas a los amigos o que recibas algún libro de cortesía por parte de tu editorial. Eso, si no te toca poner dinero para financiar parte de la edición.
¿Cómo se encuentra actualmente el sector editorial sobre periodismo, usted que conoce la situación fuera de nuestras fronteras?
Según mi experiencia personal, no se pueden comparar los estándares de trabajo en las editoriales norteamericanas y en las de España. He tenido oportunidad de publicar con editoriales nacionales e internacionales y, sin duda, el nivel de revisión al que estas últimas han sometido a mis textos no lo he visto en ninguna editorial española. Además, las normas de estilo son detalladísimas y se aplican de manera inflexible. En España, las editoriales son mucho más laxas.
¿Cómo debe sentarse un periodista cada día más influido por la concisión de los 140 caracteres de Twitter a escribir un libro de varios cientos de páginas?
Un libro es una carrera de fondo. Los periodistas acostumbran a trabajar al sprint. Lo fundamental para completar un libro es ralentizar el paso habitual y reservar tiempo para documentarse a fondo, planificar, escribir y, finalmente, revisar.
¿Cuál es el último libro que ha leído? ¿Qué libro reciente sobre periodismo recomendaría?
Mi última lectura ha sido una colección de textos de Michel Houellebecq, titulada El mundo como supermercado. Aunque su mirada descreída del mundo está lejos de la mía, me ha entretenido y me ha hecho pensar. En cuanto al periodismo, me parece que su sitio natural se encuentra en los medios y no tanto en los libros. Sin embargo, por su calidad, recomendaría sin duda Relatos de plomo – Historia del terrorismo en Navarra, de Javier Marrodán.