Arturo Pérez-Reverte es uno de los escritores más influyentes de nuestro país y uno de los más conscientes de la repercusión de las redes sociales. Ha sacudido Twitter en numerosas ocasiones con declaraciones que han llegado a protagonizar titulares. La jornada de iRedes brindó una valiosa oportunidad para que compartiese sus experiencias y su perspectiva sobre la red de microblogging por excelencia (también para brindarle la posibilidad de leer un ejemplar de Peláez. Historias de un periodista de provincias (360 Grados Libros, 2014).
Cuando Twitter se consolidaba como plataforma de expresión e información, su figura ya estaba consagrada. Aunque su voz no carecía de altavoces para hacerse oír, el ex-reportero encontró en esta red social una valiosa herramienta. “Cuando escribes y tienes muchos lectores no puedes atenderlos a todos y te sientes siempre en deuda con ellos, piensas que deberías darles más de lo que les das, pero claro, tienes una vida y unas limitaciones. Las redes sociales me permiten corresponder, devolver el afecto y el interés a los lectores”, explica.
Repercusión es sinónimo de responsabilidad. Twitter es un micrófono abierto que permite propagar un mensaje hasta llegar a alcances que traspasan fronteras temporales. Esto requiere un cuidado que el escritor ha tenido que aprender por fuerza. Reconoce haber cometido al principio un error táctico al expresarse “como en la barra de un bar”. “Comprendí que al día siguiente se convertía en titular de periódico y eso ya era más complicado porque uno no habla igual a los amigos que a un periódico”. En sus propias palabras, tuvo que “disciplinarse” e intentar, en la medida de lo posible, “no facilitar el trabajo a los estúpidos y manipuladores”, siendo también fiel a su estilo. “Nadie puede dejar de ser lo que es ni de ver el mundo como lo ve, pero ahora soy más prudente e intento no dar titulares gratuitos, sabiendo que es muy fácil sacar de contexto un titular y que un titular manipulado es facilísimo de hacer viral”.
A pesar de las potenciales controversias, el escritor resalta el valor de esta herramienta que con tanta fuerza ha penetrado en el ámbito de la comunicación. Le parece evidente que el peso de las redes es, en sus palabras, “enorme”. “Los jóvenes entran a ello con entusiasmo y los veteranos nos resignamos lo mejor que podemos a manejar estos instrumentos. La potencia, la inmediatez y el vigor que las redes sociales tienen en este momento no existía antes”, afirma el también columnista. Por ello describe la eclosión de las redes como “un fenómeno extraordinario”. “Es una herramienta potentísima a la que he llegado tarde en edad pero que creo que es tan interesante que sería suicida volverle la espalda”, comenta.
También tuvo palabras para los futuros profesionales de la información, incidiendo en la importancia de la lectura, necesidad que el nuevo contexto comunicativo acentúa. “Hay demasiado ruido y demasiada información, pero no hay un filtro que permita distinguir la de calidad y la que es basura. Es el receptor el que tiene que hacer ese trabajo. Por ello, es muy peligroso que no esté lo suficientemente formado como para distinguir el grano de la paja”. Para Reverte, la sobreinformación propiciada por las redes sociales puede derivar en “disfunciones muy graves” sin la presencia de periodistas leídos y que conozcan bien los mecanismos sociales, políticos y culturales del mundo en el que viven. Esta es según él la clave para protegerse del “ruido y la manipulación que toda red social lleva de por sí” y para poder obtener una información mejor elaborada.