Respirando aire puro. Sentado en un banco. Rodeado de periódicos de todas las posiciones y temáticas. Así es fácil tener una evocadora y apasionante conversación con un periodista de raza, de esos cuyas palabras contienen toda la fuerza de años y de esfuerzo dedicados al periodismo vocacional, el de contar las cosas como son, la realidad. Alfonso Armada (@alfarmada) es reportero de ABC, con viajes a sus espaldas como corresponsal y enviado especial a Sarajevo, África y Nueva York. También dirige y edita la revista fronterad y se expresa con total libertad a través de su blog “El Mirador”.
¿Cómo te informas hoy en día? ¿Eres fiel a los soportes tradicionales o te has visto sucumbido por los medios digitales?
Soy omnívoro, como de todo. Leo El Economista, The New Yorker, International New York Times, ABC, El País y El Mundo, entre otros. Y en digital visito Twitter, Facebook, Linkedin e Instagram, donde me dejo llevar por recomendaciones, aunque no sigo las mismas fuentes diariamente. También leo muchos libros en papel, porque con la Tablet siempre sospecho que se vaya a ir la luz.
Corresponsal en Sarajevo, en África durante 5 años, y enviado especial a Nueva York para ABC. ¿Cuál es el balance que haces de estas décadas de crecimiento profesional en el mundo del periodismo fuera de las fronteras de un solo país?
Es importante salir fuera y comparar. Las comparaciones no son odiosas. Hay que experimentar, abrir puertas. Yo he viajado haciendo autostop, he ido a zonas de peligro, con precariedad, sin seguridad física ni económica. Pero esta oportunidad como reportero se ha endurecido, se ha recordado la financiación para las salidas al extranjero. La crisis nos ha suicidado. Ha habido un cambio total, se han despedido a corresponsales, se han reducido plantillas o se han mantenido de forma precaria, sobre todo en papel. Hay pocas excepciones en medios anglosajones y árabes. Eso sí, sigue habiendo grandes profesionales y buenas informaciones, pero mal pagadas.
¿Cuáles son los momentos qué más destacas de tus años como corresponsal en estos países?
En España se cubrió bien Bosnia; en África fue menos constante. Ahora es más errático, más desguarnecido, hay menos intensidad en la cobertura de esas informaciones: se ha pasado de un mes de estancia a días puntuales. Los medios se han hecho menos internacionales. Por otra parte, cubrir Siria, por ejemplo, está siendo imposible en el terreno porque los periodistas se están utilizando como moneda de cambio y no podemos saber nada de este país.
¿Cómo defines el buen periodismo?
Información de hechos ciertos contada con honestidad y rigor; relatos de la realidad que la actualidad estrangula muchas veces.
Eres editor y director de la revista digital FronteraD. ¿Crees que son necesarias revistas como esta o como Jot Down, que recuperan ese periodismo sopesado y reflexionado fuera de los teletipos y de las noticias fugaces?
FronteraD surgió de la queja y de la reflexión sobre la profesión. Queríamos que se pareciera a las revistas anglosajonas que admiramos por su periodismo, con tiempo para escuchar. Pero la desarrollamos sin mucho dinero y nos hemos mantenido solo en Internet, no en papel. No hay ingresos suficientes y no podemos pagar a colaboradores. Hoy hay demasiada información fugaz (muchas veces mal escrita), ruido, mucho pinchazo (somos heroinómanos del pinchazo en Internet), ideologías y siempre nos hemos querido apartar de todo ello.
¿Qué se ve a través del “mirador”?
“El Mirador” es un animal digital casi mutante, versátil. Es una aproximación personal, periodística, pero más para experimentar de forma libre, para sorprender. Un mirador hacia el exterior: hay mucha gente pegada a la pantalla de un ordenador que no vive la calle. Hay que volver a ella y descubrir, observar a la gente, sus historias. Ser corresponsales de calle. En los medios cada día abusamos más del refrito, de las voces de otras voces, por eso es tan aburrido el periodismo. No se escucha, queda mucho por decir de cada tema. Tenemos mucho que aprender de la crónica latinoamericana.
¿Qué te aporta la escritura periodística en formato libro frente a la noticia o al reportaje?
Profundidad, largo aliento. Se enriquece de otras disciplinas: el cine, la música, la lectura general. El libro aporta un arco más grande para explicar, más espacio para contar historias en profundidad, sin aburrir. Permite experimentar, jugar con el diálogo.
¿Cuál es el panorama actual del mundo editorial enfocado a los libros sobre periodismo (o no) escritos por periodistas? ¿Reciben interés?
Lo hay. Un claro ejemplo son las nuevas iniciativas editoriales como Libros del KO. Hay muchos libros que tratan de demostrar que hay un campo interesante por cubrir todavía, sobre todo en temática de reporterismo, como hice yo en Sarajevo.
¿Qué libro sobre periodismo recomendarías?
Recomiendo Elogiemos ahora a hombres famosos de James Agee y Walker Evans. Una obra asfixiante, apasionante sobre las vidas de familias campesinas blancas en Alabama.