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“Me gusta contar historias de mujeres políticamente incorrectas”

"Las editoriales se han deshumanizado y priman en ventas, no en calidad". Foto: Fernando D. Aldama
“Las editoriales se han deshumanizado y priman en ventas, no en calidad”. Foto: Fernando D. Aldama

Cada semana nos preguntamos si, en tiempos de crisis, la escritura de ficción puede ser una salida viable para aquellos periodistas que no encuentran su lugar en el mundo laboral. La profesional Carmen Torres Ripa es un claro ejemplo de que, aún con dificultad, es posible. Después de años trabajando para medios como La Gaceta del Norte, El Correo, Radio Euskadi y ETB y colaborando para reconocidas revistas como Dinero y Elle, ha desarrollado una carrera como escritora que le ha llevado a la especialización en novelas sobre, según palabras, “mujeres políticamente incorrectas”, aquellas que destacaron por encima de las tareas de madre, esposa y religiosa. Títulos como Leonora, La mujer de las nueve lunas y La dama del cisne avalan su trabajo.

¿A través de qué soporte periodístico te informas cada día?

Leo todos los días el periódico y veo la televisión.

¿Cómo y por qué te embarcaste en esta profesión tan apasionante como, en ocasiones, desagradecida como es la de periodista?

Yo quería escribir desde niña y me hice periodista en la Universidad de Navarra. Y allí empecé este camino como futura escritora. Lo que no sabía era que el periodismo me llevaría a la literatura con mayúsculas. Me atrapó. Estar, ver, contar una situación, un paisaje, una ciudad. Descubrí algo maravilloso: el periodismo me volvía loca. Ver la historia que estaba sucediendo al lado me parecía fascinante. Los periodistas escribimos la historia cotidiana, lo hacemos con nuestra propia subjetividad. Creo que mi trayectoria es un proceso natural que hemos seguido una mayoría de escritores.

¿Cómo definirías el buen periodismo?

El periodismo es algo vocacional. Es la profesión más bonita del mundo.

¿Cuál es el balance que haces del paso de la mujer por el mundo del periodismo en los últimos 50 años?

En la Universidad nunca sentí la diferencia de sexos y en la redacción tampoco. El periodismo no es una profesión sexista. La igualdad en la redacción es total. Nunca sentí que por ser mujer no debía de ir a algún sitio o no debía de escribir de algún tema.

Después del terrible atentado en la revista Charlie Hebdo a muchos periodistas se les viene a la cabeza la fatídica época marcada por el terrorismo de ETA contra periodistas librepensadores. ¿Cómo viviste aquella etapa de tu vida profesional, como periodista, y personal, con la irreparable pérdida de tu marido José Ma Portell?

En aquel entonces, profesionalmente, entendí a mis compañeros periodistas que cubrían una información: el asesinato de un periodista. Lo hicieron con infinito cariño y nunca me molestó que me hicieran entrevistas. Personalmente fue un infierno que no deseo para nadie.

¿Es hoy en día la escritura de libros una buena salida profesional para los periodistas deprimidos que tratan de sobrevivir a la crisis? ¿Por qué?

Un libro no ayuda a sobrevivir a la crisis. Económicamente no se gana dinero y humanamente supone una enorme disciplina. La depresión no se va escribiendo una novela.

¿Cómo se enfrenta una periodista, acostumbrada a condensar en pocas páginas una información, a la escritura de libros, que conllevan una mayor tarea de exposición, densidad y extensión?

Una novela es un reportaje largo donde tú misma decides cuando terminas. No hay detrás un redactor jefe que te diga “corta, es largo, o alargarlo que es corto”.

En tus tres últimas novelas recuperas la figura de mujeres muy ligadas a la historia, la música y al arte. ¿Por qué este foco tan concreto? ¿Tiene su parte de acto feminista, de recuperación memorística o de pura inspiración ficcional?

A lo largo de la historia nos encontramos con que la mujer que quería ser algo más que madre, esposa o religiosa tenía que descubrir fórmulas “no prohibidas” para desenvolver su capacidad artística: desde Safo, Leonor de Aquitania, las beguinas y Madame Stael hasta Hildegard de Bingen, la protagonista de mi novela La mujer de las nueve lunas. Quizás por todos estos condicionamientos busqué a la hora de escribir historias de mujeres políticamente incorrectas.

¿Cuál es el panorama actual del mundo editorial enfocado a los libros sobre periodismo (o no) publicados por periodistas? ¿Reciben interés?

El mundo editorial es una aventura muy difícil. Conozco un periodista, Enrique Murillo, que se embarcó en la edición de libros porque quería publicar historias reales (una mayoría escritas por periodistas). La editorial se llama Los libros del lince y le cuesta salir adelante porque las editoriales se han deshumanizado. Lo importante son las ventas, no la calidad.

¿Cuál es el último libro sobre periodismo que has leído y que recomendarías?

Es de investigación, Medicamentos que matan y crimen organizado de Peter C. Goyzsche. De la editorial Los libros del lince.