“Malagueña cuando me conviene y soriana cuando me da la gana”. Ana García Inglán (@anainglan) hace ya tiempo que abandonó eso de ponerse etiquetas, ni por procedencia ni por profesión, ya que considera que se dedica a la COMUNICACIÓN, “con mayúsculas y sin apellidos”. Freelance, “primero por necesidad y después por convicción”. Pero, sobre todo, periodista, porque el periodismo, como el alcohol, “siempre va contigo aunque no lo vuelvas a probar”.
¿Qué te llevó a ‘enfrascarte’ en la profesión de periodista, tan apasionante como dura y desagradecida a partes iguales?
Supongo que lo que a muchos otros: desde niña me gustaba escribir, me decían que se me daba bien y me interesaban las cosas que pasaban a mi alrededor y debatir sobre ellas. Todo lo relacionado con el lenguaje me atraía, pero la enseñanza o la investigación no me llamaban nada. Y veía periódicos y revistas en casa, a las 3 siempre se ponía el telediario y la radio nunca faltaba en la cocina. ¿Por qué no ser uno de ellos?
¿Cómo definirías el buen periodismo?
Entre otras cosas, el que piensa en el lector por encima de todo, pero no en el sentido de buscar más audiencia o difusión, sino en el interés del lector entendido en un sentido amplio, en aquello que le afecta, y sin perder su punto de vista. Muchas veces nos olvidamos del lector (o del oyente o del espectador) y pensamos más en nosotros mismos o en quienes aparecen en la información que en conectar con los verdaderos protagonistas.
¿La esperanza del periodismo reside ya única y exclusivamente en los medios digitales o los tradicionales tienen aún mucha guerra que dar?
Creo que a los medios tradicionales les queda camino por andar, pero tendrán que reinventarse (otra vez, algunas más). El problema no es solo el soporte, es la fórmula.
¿Qué es importante tener en cuenta o cuáles son los ítems esenciales para desarrollar la comunicación integral de una empresa?
Lo fundamental es conocer a fondo la empresa, su entorno, su competencia, su mercado y, a partir de ahí, ser realista, sin dejar de ser ambicioso. La comunicación es un instrumento fundamental, pero no hace milagros, y eso ha de entenderse desde el primer momento.
¿Qué aporta un periodista a esta labor?
Creo que al frente de la comunicación de las empresas deben estar expertos en comunicación, en su sentido más amplio, apoyados por especialistas en cada una de las áreas cuando sea posible (si es que hay presupuesto para ello, que rara vez). Un periodista aporta y mucho, porque sabe diferenciar lo que es noticia y lo que no, lo que tiene interés, y comunicarlo de manera adecuada. Es capaz de generar relatos y conversaciones, y la comunicación de las empresas cada vez va más en esa dirección. Y además conoce el otro lado. Pero la comunicación integral es mucho más.
¿Qué debe contener un buen titular para que sea atractivo y también de calidad?
Eso es como preguntar la fórmula de la Coca Cola. Debe ser veraz, ante todo, sin sesgos. Y volvemos al principio, debe estar pensado para el lector.
Te consideras una comunicadora sin etiquetas. ¿Ha llevado la crisis de la profesión (junto a la económica) a esta definición de neoperiodista?
Me considero comunicadora sin etiquetas porque no me gustan aquellas nacidas con las nuevas formas de comunicación digital. Mi experiencia y mi formación son las de una comunicadora integral. Si para eso utilizo unas u otras herramientas, unos medios u otros o unas estrategias definidas en función de unos objetivos determinados, es lo de menos. Yo me considero comunicadora y periodista, porque creo que son dos cosas distintas, aunque las puedan desarrollar las mismas personas. La crisis quizás nos ha abierto o ampliado los campos de trabajo (por obligación a veces) a los que en un principio nos veíamos como periodistas y muchos hemos derivado hacia el mundo de la comunicación corporativa. Son salidas distintas, que requieren experiencias y formaciones complementarias, no creo que seamos neoperiodistas, son profesiones diferentes. El periodismo digital no deja de ser periodismo, en otros medios, con otras herramientas y muchas veces con otras reglas, pero periodismo.
¿Cuál es la situación laboral que les espera a los que hoy estudian Periodismo en las facultades?
Me temo que muy complicada. Ya lo era hace años, sin la crisis económica y sin la crisis de los medios, que ha ido paralela. Pero el periodismo, el buen periodismo, siempre será necesario. Y la comunicación es un sector en auge. La clave: deberán estar muy bien preparados y esa preparación creo que dependerá más de ellos mismos que de lo que puedan aprender en la facultad.
¿Crees en la opinión periodística? ¿Qué aporta este género al lector?
Sí, claro, no es algo en lo que se pueda creer o no. ¿Si me gusta? Sí, en España hay una tradición enorme de grandes articulistas y opinadores, periodistas o no. La cuestión es opinar con conocimiento y saber transmitirlo. Después, para gustos y tendencias, los colores.
¿Se hace un periodismo cultural de calidad en los medios generalistas? ¿Qué lo caracteriza?
Así, en general, me atrevería a decir que cada vez menos. Pero la culpa no creo que sea de los periodistas, y mucho menos de los culturales (que suficiente tienen y de todo hay), sino de quienes mandan en los medios, que siempre empiezan a recortar por el mismo sitio. Pero quizás la culpa tampoco sea de ellos, sino de quienes están al otro lado (lectores, espectadores…), que cada vez están menos interesados en la cultura en general. Pero quizás no tienen interés porque no les hemos ‘enseñado’ a tenerlo y porque no somos capaces de generar su interés… ¿El huevo o la gallina? La pescadilla más bien.
¿Cuál es el panorama actual del sector editorial en el campo de los libros sobre periodismo escritos por periodistas?
En general, me temo que no es el mejor.
¿Cuál es el último libro que has leído sobre periodismo y cuál recomendarías?
Coinciden. La aventura del SOL. La Transición en Málaga a través del diario Sol de España (1967-1982) de Rafael de Loma. Historia y periodismo en vena. Cualquiera de los libros de este gran periodista malagueño, que hace poco nos dejó, debería ser de obligada lectura en las facultades de Periodismo.